Era muy capaz de declararse en un acto público, era osado y no tenía sentido del ridículo. Por eso antes del piscolabis la presentó a todo el auditorio: "Sin ella yo no estaría hoy aquí. Entró en mi vida y de lleno en mi proyecto. Supo darme el ánimo que necesitaba hurgando en la llaga". Yo no había enviado ningún mensaje alentador, ni me implicaría en proyectos tan descabellados como llegar en canoa al Aconcagua y qué angustia hurgar llagas. Pero ahí estaba yo en medio del auditorio escuchando aquella declaración que yo que tanto deseaba. Empecé a usurpársela cantando:
Como una ola tu amor llegó a mi vida
Como una ola de fuego y de caricias
De espuma blanca y rumor de caracolas
Como una ola
Y yo quedé prendida a tu tormenta
Perdí el timón sin darme apenas cuenta
Como una ola tu amor creció
Como una ola
Como una ola de fuego y de caricias
De espuma blanca y rumor de caracolas
Como una ola
Perdí el timón sin darme apenas cuenta
Como una ola tu amor creció
Como una ola
Estaba claro, Rocío era sin duda la más grande. Los de la movida la eclipsaron diciendo tonterías del tipo que si caían enamorados de la moda juvenil y a la hora que salían al patio de recreo. Total ella subía al escenario para berrear a los cuatro vientos, ¡¡cúbreme, cúbreme!!!. Les parecía a todos sin mérito. Pero lo tenía, y eso dijo mi público, porque a mí a pesar de todo no se me movió ni una pestaña.
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