"Mientras que yo..., bueno, quizá no tenía novia ni amigos que no estuvieran metidos en las drogas, pero trabajaba doce horas al día, no me estresaba por nada, vestía trajes de Thom Browne, trataba sonriente con gente que no podía ver, iba a nadar dos días a la semana y jugaba a tenis de vez en cuando, y yo no probaba ni el azúcar ni los alimentos procesados. Relajado y atractivo, delgado como un fideo, no me dejaba llevar por ala autocompasión ni por ninguna clase de pensamiento negativo; según todos, era un vendedor excelente..."
Un traje de Tom Browmne puede ser cualquiera de estos:
El diseñador es un vanguardista escriben por el ciberespacio. Por estos trajes de oficina se pelearán los ejecutivos que acuden al gimnasio, depilaron sus piernas a láser y se tatuaron en sáncrito las piernas.
Todo esto en Nueva York claro. Por aquí la Virgen pasea en procesión por calles pintadas a mano y para en casas de puertas abiertas donde se han preparado altares de plantas y lienzos con cubrecamas de ganchillo. A cada parada la familia y los invitados gritan enardecidos ¡¡Visca la Mare de Deu!!! y no existe la vanguardia ni el sáncrito en el tobillo.
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