9.3.10

Una imagen o mil palabras

Era mi estreno como freelance pero entré al despacho de Alberto como quien entra a un sepelio.

- Tienes la crónica? –me preguntó insidioso.

- Sí –le respondí jubilosa.

- Bien –dijo enérgico. Pasa las fotos a maquetación –concluyó.

- No hay fotos –le respondí.

- ¿Cómo que no hay fotos? –me preguntó incrédulo.

- Pensaba que me registrarían a la entrada y para no llamar la atención con la cámara profesional opté por llevar una de bolsillo y pasarla camuflada dentro del bolso.

- ¿Pero tú qué eres, una espia?.

- No, pero... como no se pueden hacer fotos en un concierto, pensé que no iban a dejar entrar cámaras, que pasaríamos por Rayos X o que nos cachearían.... pero la verdad, no controlaron nada. Únicamente, antes de empezar el concierto avisaron que estaba prohibido tomar fotografías y grabar en video. Después vi que saltaban flashes y al fijarme más, vi la platea inundada de pilotos rojos, de ventanas activas de móviles, cámaras de foto y hasta de vídeo. Entonces me animé, o mejor dicho me atreví y saqué la maldita camarita. No era mía y no pude encontrar cómo quitar el flash, cómo subir la ISO o cúal era modo idóneo para una foto decente. No hice fotos Alberto, no fui capaz de disimular para que no se viese una pantalla que parecía el faro de Alejandría, de rebuscar en la configuración para niños de ese infame aparato y disfrutar del concierto al mismo tiempo.

- ¿Alguna foto recurso? –me pregunta derrotado.

- No..., tampoco –sigo, aunque me gustaría no tener que explicárselo-. Cuando terminó el concierto, esperé a que saliese toda la gente del primer y segundo piso, pero había llenazo y para cuando tuve delante la famosa lámpara ya estaba apagada. Quise dedicarme a los detalles de los azulejos pero cerraban la iluminación lateral y cuando, en un último intento de tener un recuerdo, eché el flash, se agotó la batería...

A Alberto se le estaba empezando a descolgar la barbilla y para espabilarlo le dije: “Quieres leer la crónica?

- No, no quiero leer nada.

No se a que viene tanta indignación.... si está la web llena de fotos del Palau de la Música y puedes ver a Lila Downs si pinchas en youtube alguno de sus videos.

¿Para qué hice la crónica?.

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