16.1.14

Estado



          Espero una señal. Algo certero e inequívoco, similar al disparo de salida que lanza a los atletas hacia la meta. Un golpe seco, no demasiado brusco, que sacuda mi pereza de inmediato. O casi diría que prefiero algo parecido al sonido extraño que lanza a los nadadores al agua, tan dispuestos y determinados que dirías que lo anhelan, lo presienten segundos antes de que suene. Se encorvan, tensan y cuando les alcanza la vibración estiran su cuerpo perfecto y cortan como una navaja el agua.  Así, así me gustaría entrar en la página en blanco, sin embargo, de momento no recibo una señal que me obligue tomar la pluma. Desearía el don de la escritura, ese que se lleva de serie y que va saliendo como la carne picada que prepara Mohamed, a golpe de manivela iría saliendo la trama, con tensión, unos personajes, un clímax y un esperado desenlace que dibuje con nitidez las emociones, que contenga mis estados de ánimo y los dirima.

14.1.14

Volando




    Si quieres ganarte la vida escribiendo de viajes no digas que tienes miedo a volar. No se trata de un miedo patológico si eres capaz de subir al avión y a pesar de todo sigues planificando viajes. No lo mires como un problema, trátalo como fuerzas de rozamiento despreciables. Recuerda aquellas  flechas de los problemas de física con sentido contrario a la más grande. No tenían ninguna influencia sobre el resultado final.  

    Serán fuerzas despreciables pero siempre me despido del mundo cuando traspaso el arco  metálico, zapatos en mano y pantalón bajo la  cadera. Al entrar en la pasarela me sudan las manos y aunque el despegue del avión es la maniobra realmente peligrosa es el estímulo previo a la tortura de las turbulencias. Horas de sudores, locura de pulsaciones, mareos, lipotimias y poliangustias. 

   ¡Nadaría, juro que nadaría hasta la extenuación! pienso las diez horas que dura el vuelo.  

   Mirando por la ventana y dejando de mirar pasan las nubes, los negros pensamientos y las bandejas de una comida insufrible. Han pasado ya todas y este será el último aporte colesteroideo dice la azafata  por megafonía. 

    Empieza a verse el perfil de la isla y por extraño que parezca, no tiene ladrillo en su contorno. Es una larga linea de costa, perfilada con rotulador verde de punta gruesa, verde oscuro. Cuba es un musgo alargado de contorno nítido y nubes de hojas de palma crecido en medio del mar. Cuando puede verse entre las hojas la tierra, lo hace aparcelada y muestra un color cobrizo que juega a combinarse con la clorofila de las hojas. 

  El capitán se ha enternecido con el relato del suplicio de una pasajera, que no es otro que el mío, y ha dicho, por el altavoz para que lo oyesen todos, que volar era lo más maravilloso que podía concebir la mente humana y acto seguido ha dejado caer la aguja del gramófono sobre el disco elegido. Sonaba Mozart, no puedo especificar la escala pero modo menor seguro. El avión ladeó a la izquierda y después lo hizo suavemente a la derecha y al ver que las alas bailaban al compás de la música todos los pasajeros sonrieron aliviados. Recorrió durante verdes kilómetros la línea más recta que puede sentir un organismo y la descendió de imperceptible manera. 

    Bienvenidos a la Habana. Habíamos aterrizado en una pista de algodones. 

  

13.1.14

Vórtice



                Fue el gran lanzamiento del siglo, había que buscarle un nombre agradable e inimaginable, nadie debía intuir lo que deparaba el artilugio. Lo bautizaron smartphone y lo presentaron al mundo. Repitieron la palabra incesantemente y a todos les parecía elegante e hipnótica. Acudieron  al reclamo, lo sacaban de las tiendas con orgullo paterno y a cambio solo habían pagado una prenda, un año de permanencia lo llamaban. 

     Aquel día te pusiste en el bolso un pequeño infierno florido. Empezó preguntándote qué hobby te gustaba y tú se lo enseñaste todo. Las horas que pasaste con la ampliadora, revelando y colgando con pinzas las fotografías. Después te adaptaste a un sensor, al photoshop y al lihgtroom pero él te lo puso muy fácil. No tenía pudor en mostrarle al mundo lo que por tu visor pasaba. Te pareció excitante y divertido. Llenaste los archivos de centenares de fotografías solo por asegurarte de que todos las miraban. Vigilaste las entradas semanalmente, diariamente, cada hora y cada minuto decenas de veces...
    Ocurrió lo mismo con todo lo que te divertía. Hasta que un día te diste cuenta de lo que hacía. Te robaba impune y alegremente, te quitaba el tiempo con descaro y lo acumulaba en horas y días de tu propia vida, empezó a vivir por ti. En realidad no tenías un smartphone, el smartphone te tenía a ti. 

     Por supuesto que esta no es una idea mía, no tengo tiempo esperando la aparición de un bocadillo verde que contiene un teléfono dentro. Por suerte, Julio la había desarrollado de manera clarividente.


12.1.14

Mudanzas




          Las hipotecas terminaron con la posibilidad de cambiar de vivienda según cambiaban las circunstancias de la vida, de probar zonas, vecindarios y encontrar en cada casa luces y sombras. Todavía existe en el mundo algún nómada probando viviendas. De uno de sus diarios robé lo siguiente:

        "Una de las casas en las que me sentí más a gusto estaba situada en un valle, y aunque la palabra valle evoque montaña aquella vaguada tenía el mar a escasos metros. Había en la casa un exceso de luz y una suave brisa cuando el tiempo era sereno; lo cual sucedía la mayoría de los días del año. Cuando había borrasca, los vientos soplaban furiosos para instaurar el temor en inquilinos novatos.

       El valle no era una zona cualquiera, no se llenaba por vacaciones y era pasto de fantasmas en invierno, el que se instalaba allí, no lo sabía en un principio, pero andaba siguiendo el básico instinto de la perpetuación de la especie. Se trataba de una área de nidificación. NESTING AREA marcaban las señales de acceso, antes de llegar a las rotondas, por el Norte y por el Sur. 

    De mañana, solo se veían hombres por las calles. Algunos bajaban a comprar el pan en pantuflas; otros salían con maletines y trajes hacia sus respectivos trabajos; otros sacaban a sus perros, puesto que el animal era un buen sustituto o prueba; y los que trabajaban desde casa empezaban el día con el pulsómetro a modo de cinta para las maletas. Por la mañana la nesting era un sitio de hombres. 
         Hacia el mediodía desaparecían los hombres y tomaban las calles las mujeres con sus carricoches. Inundaban los parques, las cafeterías y los pasos de cebra. Como el parto era reciente, o la cesárea, la mayor parte de los casos, caminaban empujando carritos de ligereza extrema con dolorosa lentitud. La espera frente a un paso de cebra para un conductor (de vehículos a motor) era mayor que la de un semáforo, lo cual multiplicado por la elevada frecuencia de peatones y pasos hacía el tránsito por el valle impracticable a la hora del ángelus. El mediodía la nesting era un lugar de carricoches.
        Sin embargo, la comida era un tiempo de calma y siempre iba seguida de su pertinente siesta. No podían despertarse madres ni criaturas. No se veía a nadie andar por las calles, solo algún vecino que bajaba expresamente a realizar algunas llamadas por su teléfono móvil. Todos andaban esforzándose por no hacer ruido, estaban prohibidas las lavadoras y los lavavajillas. Era el momento ideal para salir a la terraza y disfrutar de la lectura. Era entonces el lugar más apacible del mundo. 
        El frenesí llegaba por la tarde. Un puro caos, todo el mundo buscando zapatillas, mallas a juego con camisetas dry, de las que expulsaban el sudor del cuerpo y mantienen la temperatura corporal, cortavientos, medias de presión y auriculares, ¡por Dios que no falten los auriculares! Parecía que se discutía, pero solo lo parecía, había demasiado amor en cada casa. Equipados hasta las orejas, cerraban la puerta del patio y pulsaban a la par los cronómetros. Ellos salían a mejorar marca conectados a siete monitores. Normal, para los responsables del espermiograma y para ellos en concreto que sufrían el estigma de producir los peores espermatozoides de la comarca. Ellas, por contra, tenían que recuperar la figura de la manera más rápida posible. Era crucial encontrarse en el supermercado con embarazadas de la misma quinta y que no se advirtiera ningún estrago. Eso era lo más, la cumbre del post-parto. Todos recorrían el paseo marítimo varías veces, ellos sudorosos y veloces y ellas a marcha o trote. La tarde en la nesting era de deportistas.
     El horario infantil aconsejaba que los niños cenasen pronto y que no se andasen con rodeos antes de ir a la cama. A las diez, adultos y niños estaban ya entre las sábanas. Era el momento deseado de la cópula. Los primeros gemidos de una pareja cualquiera indicaba al resto del grupo que llegarían tarde al coito si no se ponían manos a la obra. Y aquello funcionaba como una señal de alarma. Durante la noche las fincas se estremecían de gozo, de risas y de suspiros. 
    La noche en la nesting no era la noche era el día.



11.1.14

Desierto



      Poco a poco nos fuimos quedando sin fuentes. Mientras nadábamos en la abundancia no aprendimos a buscarlas, tampoco aprendimos a valorarlas, pero eso es ya pasado y el futuro será una lucha por el agua. El día que no encontremos la botellas en el supermercado, la fuente no mane y nos moleste tener la boca seca nos preguntaremos qué ha pasado. Para entonces el camino será demasiado largo para emprenderlo con ganas.
    Todo porque la productora de Punset ya no ofrece Redes y parece que ese era el último bastión de ciencias en la televisión pública. Se acaban las fuentes. 

   No se ofrecerá resistencia a audaces apuestas.  Análisis de excrementos y búsqueda de la pista científicas de lo que doce concursantes han comido, en el jurado un científico y un médico. Contagios de flora bacteriana entre los inquilinos de un adosado. Debate y antes de dar paso a la publicidad mande el mensaje al 6025 con la palabra celíaco y todo lo recaudado irá a una fundación infantil con problemas digestivos. Pero ese no es el caso que me ocupa y yo no soy Vasile. 

Sin programa en el tele sintonizo una emisora pero no mana, también se perdió la radio. No recuerdo muy bien lo ocurrido, de repente no dejaban de hablar de los visigodos, del descubrimiento de América, repasaban el cancionero popular, emitían cánticos tristes, misas en directo y a las cinco en la plaza desde el burladero. Fue muy rápido.   
    Hace tiempo que no bebo, tal vez sufra alucinaciones porque no veo nada en el horizonte, ni siquiera tengo el solaz de un buen recuerdo. Lo consiguieron, no había más que ir sustrayendo programas, provocar dificultad y cansancioXssssss quietos, manteneos como antaño, ignorantes e impotentes frente a todos los designios. 

10.1.14

En la taberna



      Todo el mundo sabe que Tora significa tigre en japonés, todo el mundo en Japón claro, en otros sitios abres una taberna y preguntan si es el nombre de la dueña. Todos no saben lo que significa que sirvas a un invitado el atún a la mesa porque la mayoría piensa que deben estar a tope de trabajo para que sirvan los cocineros las mesas.
    Cuando le puse el bol delante alzó los ojos y me dio las gracias. Pasé un tiempo ordenando las copas por tamaños y filas solo por saber lo que le decía a su acompañante. Hablaba con vehemencia sobre la gestión de nuestro tiempo. La gente era demasiado celosa de su tiempo, en una medida insana y que cualquiera, yo mismo incluso, tenía cosas que le interesaban, que podían hacerla feliz una temporada y que sabiendo eso era una lástima que no ocurriera nada". Quedé paralizado y un trallazo de adrenalina estremeció mi espalda.  "A ver si me explico, cada uno tiene su rutina y la vida que desea. Más o menos, ya sabes, pero si te paras a pensar un momento vas a hacer las mismas cosas durante todos los días y durante muchos años. En el mejor de los casos di que vas a reírte ochocientas noventa y cuatro mil setecientas veinte veces con tu marido, es obvio que hacerlo veintisiete veces con este artista del wasabi es algo insignificante. No sé, lo lógico sería decirle "Si has tardado quince años en preparar esos platos deliciosos y esta es la cumbre de tu arte ¿Por qué no me haces un curso intensivo un tiempo no demasiado largo?. Y si tu tienes algo que ofrecer la gente debería aceptar este trato de inmediato. ¿No te parece que seríamos tremendamente ricos? Sin embargo todos preferimos perder el tiempo. Perderlo, sí, porque cuenta las veces que estás tirada en el sofá, en la cama o simplemente aburrida,  independientemente de tu trabajo y de tus hijos, todos tenemos un tiempo muerto. A veces hasta se acumula. Entonces por qué no se lo regalas a alguien. Inexplicable. La cerrazón más retrógrada del comportamiento humano". 
 No podía moverme, terminé de arreglar las copas y volví a la cocina lento y cabizbajo. Me sentía como si hubiese vuelto de luchar con un guepardo, seguía con la zanahoria, el champiñón, el calabacín, un poco de berenjena, el pimiento poco porque a la gente no le gusta, no le gusta, no lo entiendo... "¿Tora estás sordo, sashimi para la cuatro?" Era la tempura número cuatrocientos setenta y siete que preparaba desde que me había instalado.

 



9.1.14

Lady Mitrina



         Con el carro lleno de maletas como un desplazado llegué a la ciudad en busca de sustento después de varios días viajando. La entrada a la ciudad no era imponente, se diría que entrabas a una zona de postas en vez de a una gran ciudad. Esperaba un arco del triunfo y el saludo del César en su réplica de mármol. 
       Circulaba despacio por la vía Augusta cuando me fijé en el caballo que pasaba justo a mi lado. Con esas manchas rojas solo podía  tratarse del caballo de Lady Mitrina. 
   Todo el mundo sabía que la lady tenía prohibido subir hasta en auriga desde su sonado paseo desnuda. Cuentan que estaba tan furiosa porque no le cosieron bien un traje que ella misma había diseñado que perdió el recuento de los vasos que llegó a tomarse. Bebía y se tiraba con furia de las mangas, bebía y se estiraba del cuello y seguía bebiendo y se arrancaba la falda. Se sintió tan libre y contenta que subió al caballo y en vez de ir a casa estuvo dando vueltas por el circo, el foro y las termas. Recorrió toda la ciudad sintiendo la brisa del mar en sus carnes. 
       Cuando el señor se enteró de lo ocurrido no le hizo ninguna gracia, pero como no era de enfadarse, ni de levantar la voz, ni las manos, ni siquiera la mirada, solo le dijo " Desde hoy no montarás nada" y siguió preparando el discurso para la Asamblea.
      Lady tenía hoy un brillo especial en los ojos, llevaba las riendas tensas y el pecho elevado. Dicen que lo tuvo fácil porque el señor perdió la otra noche la cuenta de los vasos que tomaba. Andaba dialogando con los jóvenes filósofos porque pasan cada vez más tiempo en el gimnasio y no le parece propio del que cultiva la ética. Tanto les provocó con sus palabras que le dieron una tunda entre todos y lo dejaron tirado en la puerta de la taberna.
 Lady Mitrina salió a buscarlo y lo encontró tendido, medio muerto y balbuceando algo incomprensible de Pitágoras, ni siquiera pudo reconocerla y pensaba que era otra la que le ponía los paños de agua fría y le decía "Desde hoy no montarás nada".


8.1.14

Vitaminas



      Cuando el arroz pierde la cascarilla se va con ella la vitamina B1, la tiamina de nombre llamada. En Valencia, parece que además de la cascarilla vamos perdiendo la cultura arroz por ir quitando pilares que caen y no se reparan (a diferencia de las obras del sumidero Calatrava).  Se olvida que la población comía arroz día sí y otro día y no andaba desnutrida. 
     La falta de tiamina provoca la aparición del beri-beri, que no se trata de la enfermedad del muy mucho y otras gracias a las que se presta este nombre que por cingalés no se repara. Se vendría a llamar traducida la enfermedad del no puedo-no puedo por la debilidad que en el individuo provoca y parece que nos asalta. 
      No puedo levantarme por la mañana. No puedo creer que llevemos tantos años de despropósito colectivo. 

7.1.14

Realeza



        La infanta Cristina era, de las hijas del rey de España, la que llamaban guapa. Llevó la vida que se esperaba de ella durante algunos años. Estudiaba, sonreía y llevaba con dignidad su soltería.  Era lo que pedía la Casa Real de la época. Suficiente trabajo había silenciando los amoríos del monarca cuando no decidía escaparse con su motocicleta. Esto no está probado y no existirán pruebas más allá de algún churumbel amordazado. 
       Cristina llevó una vida austera, pero deseosa de emociones, la dejaron ejercer de cheerleader de un deporte minoritario. Llegaba al partido y bramaba desquitándose en el palco. El "aullido de la Infanta" fue el grito de guerra del balonmano. Esto tampoco está probado, es solo una licencia. En esas estaba un día desgarrándose las cuerdas cuando llegó el capitán del equipo a besarle la mano. Le pareció un príncipe bello y educado. No quiso percatarse que era la falta de luces lo que le daba encanto. 
       Se casaron rápidamente y fueron nombrados Duques de Palma. Él abandonó el juego por ella y se pegó una gracia firmando todos los documentos de la época como el duque Empalmado. Juro que esto es cierto, aunque los documentos que lo prueban deben estar todavía confiscados. El duque empalmado, el del priapismo galopante, existió en España a comienzos del siglo XXI. 
      Engañaron, estafaron, se forraron, pero eran los perfectos anfitriones de la fiesta. Hicieron lo que esperaba el pueblo y lo que quisieron de sus vidas. 
   Cuando llegó la época, que coincidió con el acoso del juez Castro, en la que todo el mundo hablaba mal de la pareja, Cristina, frente a la chimenea de su retiro alpino mirando a lo lejos las cumbres nevadas y con una copa de vino en la mano, le susurraba a su amado: "Esto es vida, Ignacio. No me lo hubiese perdido por nada del mundo".



6.1.14

En el diván



    No salió del todo perfecto. Yo no era ningún matón y aquél era mi primer contrato. Pero que más da lo que ocurriese, logré echar al tipo de casa. Eran las ordenes: "A las 23:30 antes de la infusión del resopón le das el pasaporte.  Para siempre". 
     Después por el arte de birlibirloque tuve que salir con dos maletas y escoltada por la policía, en lo que parecía una detención en toda regla. A lo hecho pecho, yo en comisaría pero con el pasaporte en la mano. 
     Cuando volví a la consulta, estaba eufórico, no podía creerlo. Tomé un cigarrillo de su paquete, le prendí fuego e intenté recordar la magnífica escena con pelos y señales. Ahí estaba yo, en mitad del pasillo, interceptándole el paso a un animal de esa calaña y gritando ¡Largo!. Lo dije con la voz algo impostada. Él quedó pasmado aunque hacía que no se inmutaba. Dirigió sus pasos hacia el mueble del salón, sacó el revólver y lo dejó junto al gramófono. Las armas no estaban contempladas en aquel acto, así que pedí ayuda y salí pitando.
 Llevé a la jefa, el día acordado, el cuaderno de las miserias humanas. Un tratado sobre los entresijos de la mente humana que iba ayudar a descifrar mis actos, tal vez los del mundo entero. 
 Ella leía con desinterés entre profundas caladas algún fragmento de páginas elegidas al azar. No decía nada, de vez en cuando levantaba las cejas y como en un descuido pregunto: "¿Ha dado señales de vida? - Imposible -le dije.
Después dio la cita por terminada y dijo que podía tirar el cuaderno a la basura. Sin delicadezas, ya conocía yo cómo trabajaba. 
   Si quería escribir tendría que hacerlo para toda la gente.  

5.1.14

Magia



    Un año me pareció de lo más rompedor escribir en la carta de los Reyes que te quería a tí. La dejé en tu buzón firmada y nunca más volvimos a hablarnos. Así de mágico. 
    Este año he ido a buscar a los Reyes personalmente y encontré que eran un hombre y dos mujeres.  El rey es extremadamente delgado, tiene los ojos azules y bebe los vientos por un paje vasco. Analiza y medita todas las peticiones y de los tres, es el que se ha ganado la fama de mago. Las reinas pimplan que no veas, solo para hacer mi petición tuve que beber botella y media de vino blanco. La más corpulenta es rubia y se pinta de bermellón los labios. La más pequeña ya no viaja para llevar regalos. Pasa las navidades sentada en un gran sillón sin orejas y observa con atención a los pájaros. Dicen que es sorda pero sabe de antemano todo lo que va a pedir la gente y por eso nadie nota nada.  
     Les pedí salud y los tres me dijeron que no estaba en sus manos. Les pedí amor y me dijeron que estaba en las mías. Les pedí un viaje a Nueva York y me dijeron que iban a pensarlo.

4.1.14

Espuma blanca y espumarajos por la boca




          Era muy capaz de declararse en un acto público, era osado y no tenía sentido del ridículo. Por eso antes del piscolabis la presentó a todo el auditorio: "Sin ella yo no estaría hoy aquí. Entró en mi vida y de lleno en mi proyecto. Supo darme el ánimo que necesitaba hurgando en la llaga". Yo no había enviado ningún mensaje alentador, ni me implicaría en proyectos tan descabellados como llegar en canoa al Aconcagua y qué angustia hurgar llagas. Pero ahí estaba yo en medio del auditorio escuchando aquella declaración que yo que tanto deseaba.  Empecé a usurpársela cantando:

                                 Como una ola tu amor llegó a mi vida 
                                   Como una ola de fuego y de caricias 
                              De espuma blanca y rumor de caracolas 
                                                   Como una ola 

                                 Y yo quedé prendida a tu tormenta 
                               Perdí el timón sin darme apenas cuenta 
                                      Como una ola tu amor creció 
                                                  Como una ola 

      Estaba claro, Rocío era sin duda la más grande. Los de la movida la eclipsaron diciendo tonterías del tipo que si caían enamorados de la moda juvenil y a la hora que salían al patio de recreo. Total ella subía al escenario para berrear a los cuatro vientos, ¡¡cúbreme, cúbreme!!!. Les parecía a todos sin mérito. Pero lo tenía, y eso dijo mi público, porque a mí a pesar de todo no se me movió ni una pestaña.


3.1.14

Caldo químico




          Los ingenieros de la NASA arman mucho revuelo por mucho menos que esto. Se encuentran con una triste molécula en el espacio, en una misión rutinaria y se disparan los titulares de todas las mesas de redacción de la Tierra: "Existen posibles indicios de vida en otros planetas"
   A ver cómo te digo esto sin tener que traspasar la estratosfera, ni cambiar de galaxia. En la mitad de tu órbita y la mía existen evidencias de partículas muy interesantes, un caldo químico que para sí lo quisieran muchos científicos. Se constata la presencia de anillos tetrapirrólicos, grupos hidroxilo, hierro hemo, bases púricas y pirimidínicas. Aparecen fuerzas de Van der Waals, cargas electrostáticas, puentes de hidrógeno, puentes disulfuro y se han establecido enlaces covalentes. Algunas de la macromoléculas más sencillas encontradas presentan centros activos con capacidad enzimática. Siguen las leyes de Michaelis-Menten y todo eso del modelo de la llave, la puerta y el reconocimiento más que perfecto.
  En fin, observo las condiciones que un investigador desearía tener en su matraz erlenmeyer. 

¡Que no pruebe yo un sorbo de cerveza!


2.1.14

¡Fotos no!



          El único teléfono por el que se pregunta si está bloqueado es de Marco. Debería estar bloqueado y blindado porque hay niños en la cena y miran con disimulo los que andan abandonados por la mesa. Revisan las galerías y saben de qué se ríen los mayores con tanto estrépito. 
     Cuando Marco quiere, esto puede ocurrir mientras hace la carne vuelta y vuelta, o mientras toma sorbos de helado, deshace la combinación y muestra una foto. No parece suya, salida de esas caderas tan insignificantes. Él declara que como todo los músculos hay que trabajarlo y que antes no era dueño de un pene tan fotogénico. "No es un músculo" le puedes decir para que te mire entre incrédulo y desconfiado.  
       Se levanta para seguir el ritmo de la música asintiendo al dictado de su cabeza "no sabes de qué hablas". Sigue el ritmo cada vez más fuerte y en el clímax de la canción cuando todos levantan los brazos y abren la boca desgañitados él se baja los pantalones y baila en éxtasis con los ojos cerrados. El ritmo decae y la música se acaba. No te has dado cuenta y él está hablando con el moreno de al lado.
        


1.1.14

¿Qué estás haciendo?



       Mientras minúsculas chispas de plata saltaban en las rocas cerca de sus pies, un catamarán repleto de turistas resacosos pasaba a lo lejos bordeando el cabo. Muy lejos...bueno no tanto, llegaba la música del barco hasta las rocas, donde un león marino y una sirena compartían un bocadillo de sardinillas picantes. Estirados en posiciones especulares dirigían sus pensamientos hacía las antípodas. 
     El león miraba a lo lejos, le resultaba imposible saber si aquello era el gozo del bien o el desasosiego del mal y en aquel lance ni siquiera la lectura de Dostoievsky podía ayudarle.
    Ella, más vulnerable, por ser mitad pez y tener escamas temía que le hiciese daño, que se marchara de repente o la lanzara al agua. 
   Pero él se acercó y le dio un tremendo abrazo, lo mismo de cálido que el sol que les quemaba la cara y le dijo susurrando al oído: "Te pediría colaboración... si es posible y sin que tenga efectos adversos... no le digas a nadie que nuestra relación se extiende más allá de lo comúnmente aceptado. Me atacarán y de momento no puedo soportarlo. He tenido que recurrir hasta Kant pero necesito mentor".  La estrujó un poco más con sus brazos. En un breve lapso de tiempo la sirena dio un coletazo y se lanzó al agua solo por diluir sus lágrimas.