9.1.10

METAmorforsis


Tengo dos amigos gordos. Cuando digo gordos, defino su aspecto físico de manera certera y sin ninguna connotación peyorativa. Pero si digo amigos, no digo nada concreto, desde Facebook, cualquiera se hace llamar así.

Sería útil tener, como los esquimales con sus cuarenta formas distintas de llamar a la “nieve”, un amplio abanico de posibilidades.

Una primera aproximación a la escala de la amistad, empezaría por añadir el prefijo META, ORTO y PARA, en un sentido decreciente del vínculo. Por ejemplo, si sentados en un sofá te encuentras a veinte centímetros, ladeado y cercano al borde estás con un paramigo; si inconscientemente te pegas a su hombro o tocas alguna de sus extremidades estás con un ortoamigo; si te encuentras inexplicablemente pegado a un tercio de su cuerpo o más, se trata sin duda de un metamigo.

En la escena, mis ortoamigos se encuentran plácidamente leyendo en la cama y no veo mejor sitio que ocupar, que el espacio que dejan entre ellos. Me sitúo a la altura de sus estómagos, coloco el cojín y me pongo a leer.

De repente me reconozco animal, entre dos machos omega, una hembra alfa que hace lo que le viene en gana. En su momento, me gané el respeto del grupo con mi profusa contribución a la perpetuación de la especie y ahora puedo tenderme al sol plácidamente, sin más preocupación que bajar a la orilla a comer unos kilos de algas. Me invade un intenso bienestar situada entre los miembros de la manada. Estas dos estufas metabólicas desprenden un calorcillo que me permite situarme de manera confortable igual en Costa Rica que en el ártico. Entonces siento frío, lanzo un gruñido y omega2 se acerca, al rato, lanzo un sonido gutural y omega5 me pisa los pies. ¿Me entienden?. Mientras tanto, comentamos :


- Mira, Pomponio dice que encontró un curioso pueblo que tenía la fea costumbre de no darse por el culo.

- Las costumbres de los pueblos. Don Pablito, que así llamaban en Mexico a Paul Bowles, desde su estancia en Marruecos era un acérrimo defensor del kif. Para él “una multitud que haya bebido un poco de alcohol se comporta de un modo clásico y esperado. Sin embargo, un fumador de kif está solo y es feliz de encontrarse de esa manera”.


Allí estamos, encima de la roca convertidos en un híbrido entre el manatí y el homo sapiens. Llega otro miembro del grupo.


  • !Que horror de habitación: unos muermos tirados y un frío que pela!!

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