1.1.14

¿Qué estás haciendo?



       Mientras minúsculas chispas de plata saltaban en las rocas cerca de sus pies, un catamarán repleto de turistas resacosos pasaba a lo lejos bordeando el cabo. Muy lejos...bueno no tanto, llegaba la música del barco hasta las rocas, donde un león marino y una sirena compartían un bocadillo de sardinillas picantes. Estirados en posiciones especulares dirigían sus pensamientos hacía las antípodas. 
     El león miraba a lo lejos, le resultaba imposible saber si aquello era el gozo del bien o el desasosiego del mal y en aquel lance ni siquiera la lectura de Dostoievsky podía ayudarle.
    Ella, más vulnerable, por ser mitad pez y tener escamas temía que le hiciese daño, que se marchara de repente o la lanzara al agua. 
   Pero él se acercó y le dio un tremendo abrazo, lo mismo de cálido que el sol que les quemaba la cara y le dijo susurrando al oído: "Te pediría colaboración... si es posible y sin que tenga efectos adversos... no le digas a nadie que nuestra relación se extiende más allá de lo comúnmente aceptado. Me atacarán y de momento no puedo soportarlo. He tenido que recurrir hasta Kant pero necesito mentor".  La estrujó un poco más con sus brazos. En un breve lapso de tiempo la sirena dio un coletazo y se lanzó al agua solo por diluir sus lágrimas. 



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