2.9.15

Piratas



       Costaba adaptarse a la ausencia de wifi y a la pérdida de datos en el móvil. Me encontraba irascible y algo triste sin escuchar el pepito grillo que era siempre mi teléfono. Aquel era un lugar remoto, y no era más que una playa a la que no llegaban las ondas, solo podía recibir lo que percibían mis sentidos y lo que mi imaginación alcanzaba. En esa pobreza de estímulos quise pasar por Camineros, una de esas multitiendas donde conviven en minúsculo espacio: pan, sandías, protector solar, sombrillas y periódicos. Me llevé un ejemplar para acompañar el desayuno.  Primera página: “Quedan al descubierto millones de  usuarios de una web de contactos extramatrimoniales”.  Treinta y nueve millones de usuarios en todo el mundo expuestos al público. Listado de infieles. Todos los datos: nombres, apellidos, ubicación y anotaciones a un lado.  Análisis de datos: ordenación alfabética, diagrama mundial de intensidad infiel,  ranking de países adúlteros, ubicación de usuarios en todo el mundo, cálculo de la distancia desde su lugar de residencia hasta tu casa, en coche, a pie o transporte público. Zoom-in y pinchada sobre el mapa, como el felpudo de la puerta de entrada, están sus preferencias, “solo si te gustan los cachetes” decía alguna.
        El FBI ha tomado cartas en el asunto porque han empezado extorsiones, chantajes y suicidios. Hay una recompensa para la captura del pirata aunque no se comenta nada del precio de su cabeza. Pensé en su cabeza, pensé en su cara, su garfio y el navío que tripulaba. Cómo sería su bandera, a buen seguro tendría unos cuernos por calavera. Ese pirata que llaman por su bravura el temido en todo el mar conocido del uno al otro confín… De repente, me sentí observaba, no había nadie en la terraza y solo yo tomaba el café frente al mar, sentí que alguien me escrutaba desde lejos, me colocaba en el centro de su campo de visión como una diana. Allá en la línea del horizonte el pirata me observaba con su catalejo. Lo mismo que conocía el nombre de los millones de infieles, sabía el nombre de quienes ni siquiera se atrevían a mencionarlos.  Miré al horizonte, lo miré fijamente y pensé: Es verdad, nunca supe gestionarlo, la visión de ese mundo de relaciones con terceros y cuartos me sacaba de quicio, nunca pude verlo con los ojos de una aventura, para mí fue siempre engaño o la expresión de la cobardía. Una base de datos era mi sueño, ese y que después de su publicación todos los infieles fuesen expulsados de sus casas sin dar explicaciones. Les pondrían algunas pertenencias en una mochila y los mandarían a rodar sin descanso fuera del espacio Schengen. Se levantarían vallas con concertinas en las terrazas para evitar que las hordas de aventureros pudieran volver a casa a perder su corto tiempo de vida. Bueno, bueno, estamos de vacaciones ¿Por qué tomarlo tan a la tremenda?, también podía ocurrir lo contrario, una nueva concepción de las relaciones y el mundo, un deseo de la relación arcana con cada relación iniciada, un acercarse a la aventura para la exaltación de lo conocido. Un tiempo nuevo muy humano algo que los estudiosos llamarían el postrenacimiento.  
         En ese bucle del pensamiento estaba cuando me pareció ver el vaivén de una medusa llegando a la arena, algo que brillaba como un espejo. Me levanté  y esperé a que alcanzara la orilla. Sabía que la botella era suya y traía un mensaje firmado de su puño y letra:  
Déjate de movimientos artísticos y busca el tesoro 
Robin Love



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