18.9.10

Yukio Mishima


Llegué a Mishima a través de Nothomb. Debería haberlo considerado una señal de alerta pero estaba tan contenta con Amelie que, por aquello de que un libro lleva a otro, no hice caso del aviso y compré gran parte de la bibliografía del japonés. El recorrido no llegó más allá de sus tres primeras novelas.


Confesiones de una máscara. Escrita a sus 24 años. El protagonista es un adolescente, enamorado de un joven de torso atlético e inmaculado intelecto. Venera a su amado como a un San Sebastián y se imagina, llevándolo a rastras, arrancándole la piel a tiras.


Sed de amor. Tal vez a causa de la sed, los protagonistas viven sus pasiones en silencio. Un diario falso ideado por la protagonista los llevará a todos, entre unas cosas y otras, a pasar por el filo del sable.

El pabellón de oro. Centrado en el concepto de la belleza y sus virtudes, el autor realiza una deriva tal, que el protagonista empieza pisoteando el vientre de una mujer y termina quemando el pabellón de oro. Desde la colina, fumando un cigarrillo observa el fuego avanzar.


Aquí me quedé con su obra, pero el propio Mishima parece más un personaje. Además de su rutina literaria, seguía estrictas sesiones de musculación. Ya escribió en las confesiones: “Todos dicen que la vida es un escenario. Pero la mayoría de las personas no llegan, al parecer, a obsesionarse por esta idea, o , al menos no tan pronto como yo”. Mantenía un cuerpo perfectamente trabajado para poder mostrarlo en cualquier momento. Escribía lecciones espirituales para jóvenes samurais y en su tiempo libre impartía docencia para una milicia patriótica. Puestos a enseñar disciplina, participó en un intento de golpe de estado, pero sus pupilos no se levantaron con suficiente ímpetu y fracasó. Terminó su vida y obra practicando seppuku, se abrió en canal y dejó la decapitación para su asistente. Dirán que no se veía venir.


Nothomb también me habló de Céline. Compré sus libros, pero justo antes de abordarlos leí este reportaje. Si alguien quiere los libros se los regalo.


2 comentarios:

  1. a mi de los "japos" solo me gusta el shusi.

    ResponderEliminar
  2. Curioso eh, Amelie es una perturbada en toda regla y aun así muchos nos dejamos guiar por sus acciones. Eso deja bastante dicho sobre nuestra propia cordura.

    ResponderEliminar