18.8.15

Runners



       El calor de las noches de verano hace tan apetecible cenar al fresco que se acude agradecido a una cena de sobaquillo. Menú cerrado de bocadillo, cerveza, altramuces y cacahuetes. 
     La casa de Julián es de las antiguas, herencia de sus padres, con el patio orientado hacia el norte y un airecito muy agradable.
-                              -¡Desde que corro soy otro!
-                              -  Ya
-                               - Tienes que probarlo, a ti no te costaría nada coger el hábito.
-                             - Yo no estoy preparado
-                              - ¿Crees que yo lo estaba? Y mira ahora, hecho un ultrarunner.  De verdad, pruébalo.
-                            -  No me veo
-                             -  Fosilizas Antonio. Con tu físico podrías hacer hasta pódiums y eso te da un subidón que ni te cuento.  
-                             - Yo me conozco y no me controlo, si salgo a correr mañana, pasado querré bajar la marca; saldré también al otro y esperaré al fin de semana para bajar el kilómetro. Saldré antes de ir a trabajar y después haré piscina para coger fondo. En poco tiempo me uno a tu grupo y a ver quién saca más medallas.  Después haré las carreras nocturnas, a las de monte, las de playa, de un día, de dos, benéficas, pro y contra. Todas. Yo también seré un ultrarunner.
-                              - ¿Y eso te parece mal, eso no lo vas a saber manejar?
-                             -  Fijo que no. En vuestro grupo está esa chica… la triatleta tan maja, la ingeniera esa que a ti te pone. Hace mucho que corre todos los laborables y festivos. Esa tía es tremenda, empiezas a hablar con ella a lo tonto y terminas pidiendo que te aconseje sobre asuntos de trabajo. Tiene muy buena cabeza. Por lo que sea, coincidimos siempre en los entrenos, ya sabes, mejor quedar con alguien para controlar los tiempos:
     o   Salgo en un hora nos vemos a y 30
    o   Mejor a y 33 me encanta la puntualidad. ;-)
    o  Tus deseos son órdenes. Jeje. 
Primero es la hora, después un chiste, un video, un guiño, un besito, qué comes, foto de la cena, desayuno, merienda, carga de glucógeno y al final dieta conjunta. Tanto sabemos uno del otro y tantas risas llevamos encima que en trail de Santander nos enrrollamos. Sin venir a cuento, pero nos liamos, y a partir de ahí, todo lo mismo, pero cuando su pareja va de viaje paso un rato por su casa. Eso y estar todo el día con el wasap.
Pero Charo es bruja y se lo huele todo, primero me avisa “siempre estás con el telefonito…” y después cada vez que miro el móvil le cambia la cara. Lo tengo en silencio, me lo llevo a sacar la basura y lo entro hasta en la ducha pero en un momento en el que bajo la guardia marca el código de desbloqueo, 1234 y lee unos mensajes que de tan obvios no puedo reinterpretarlos. Nos quedamos mudos unos días y todo se hace muy incómodo. Cuando le vuelve el habla ella dice que me quiere, que hace tiempo que no compartimos nada y que por mí se hará runner. Este giro inesperado me hace Charo cuando yo ya tengo apalabrado un piso de alquiler en Ruzafa y es ahí, en ese momento, cuando me paro en seco, me quedo bloqueado y ya no avanzo, y así sigo meses y meses paralizado. ¿A cuánto dices que haces el kilómetro?



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